Cuestiones de poder – Herederos del cosmos (cuento)

Los barrios bajos de la capital, iluminados solo por luz artificial, repletos de basura, charcos de agua sucia y orines, locales de mala reputación; guarida de vagabundos, drogadictos y delincuentes y demás seres nefastos; quienes parecen haber olvidado la noche eterna que se sume sobre ellos en forma de rascacielos inescrutables y esmog de industrias clandestinas que pululan y alimentan a toda la superficie; son el hogar de Edduard.

Él se dedica a un negocio muy rentable pero, a la vez, riesgoso; y no porque la autoridad esté preocupada en perseguir a quienes distribuyen droga en los barrios bajos, sino por la competencia.

Hace solo unos días asesinaron a uno de sus amigos. Lo conoció por años y más de una vez éste le salvo el pellejo de la policía y también de otras bandas… Son cosas que pasan. A la semana pierde algún colega. ¿Cuándo le tocará?… Tarde o temprano.

No importa. No le teme a la muerte. Al entrar en el negocio con Las Sanguijuelas Genocidas, le explicaron todo; le hicieron entender que tenía solo dos posibilidades en la vida: sacarse la mierda para vivir de forma prolongada pero miserablemente en los barrios bajos, o arriesgar la vida con tal de gozarla, de tener en poco tiempo lo que no tendría ni cuando fuese anciano.

Aun así, no esperó vivir todo lo que vive; las cosas suceden más rápido de lo que se imaginaba… también duerme menos, pero eso no le importa. Le gusta lo que vive. Es más de lo que esperó y se siente emocionado. Ya llegó a su décimo asesinato. Todo un logro en las calles.

Suena su comunicador. Lo despierta.

—¿Sí?

—La banda se está juntando. Las Calaveras vienen.

Las putas Calaveras de Hierro, una de las bandas fronterizas con la que casi todos los días tienen escaramuzas, y la más poderosa de todo ese sector de los barrios bajos.

—… Ya voy.

La información siempre llega a tiempo. Hay ojos y oídos por todas partes y los drogatas sueltan la lengua por una bolsa de ácido; así luego les cueste la vida.

Edduard, desnudo sobre su cama, termina de desperezarse y se levanta.

—Guardar cama – dice aún somnoliento.

Una habitación de dos por dos no es demasiado, pero es más de lo que muchos tienen. La pared se abre y el catre empieza guardarse dentro. Tiene el espacio suficiente para lo que necesita. Luego conseguirá algo mejor, ya tiene el dinero, pero no saldrá de su territorio.

Se dirige al armario y éste se abre automáticamente. Se vestirá con el enterizo de la banda: Necesitará comodidad. Toma el sintetizador del enterizo y lo oprime… Listo. Toma también el subfusil, la pistola y el cuchillo de plasma…

No hay tiempo que perder lavándose la cara ni orinando. Luego de la pelea habrá tiempo para mearles la cara a los enemigos heridos antes de ejecutarlos.

Llega al bar de Loky, donde la banda siempre se reúne, en el centro mismo de su territorio.

—Parece que vienen con todo. La policía no se meterá, ya está tranzado —dice Julián Rodriguez, jefe de la banda, una vez la mayoría está presente.

Un poco de dinero basta para comprar favores y conseguir “amigos”. Muy pocas veces la policía interviene en los barrios bajos; solo cuando se realiza algún operativo de rutina para tener contentos a los que viven arriba o cuando algunos oficiales corruptos quieren parte de las ganancias del mes.

Pero la policía es lo de menos, esta vez las Calaveras vienen a borrarlos del mapa… Tiene sentido, hace unos días las Sanguijuelas les mataron a uno de sus líderes; un equipo de guerra entró a su territorio y masacraron a los soldados. Una respuesta inmediata era lo lógico, y está sucediendo. ¿Qué esperaba Julián al mandar a ese equipo? ¿Quería empezar una guerra contra la banda más poderosa de la zona?… Pues la empezó.

Las calaveras tendrán un solo lugar al que llegar. Los casi doscientos soldados que conforman a las Sanguijuelas sincronizan sus comunicadores y entran a uno de los gigantescos bloques fronterizos. Piden a los vecinos cerrar y trancar sus puertas, y toman posiciones. Se cubren tras los restos de vehículos oxidados, tras los pequeños muros y gigantescas columnas de duro metal que se elevan casi hasta el infinito, y las bancas y adornos del mismo material irrompible, que debieron servir para mejorar la calidad de vida en los barrios bajos…

A lo largo de todo el territorio, los demás bloques cierran sus inexpugnables puertas, preparadas para resistir tormentas solares. Solo queda esperar; ellos sabrán a dónde dirigirse: hay ojos y oídos para todos.

—Ahí vienen. Preparados —dice Julián a través del comunicador.

Edduard acaricia su subfusil. Tendrán que entrar al bloque por la única gran puerta que dejaron abierta.

La inmensa explanada del bloque, repleta de Sanguijuelas ansiosas, con sus cuatro enormes escaleras que llevan hacia todos los pisos que conforman ese condominio, totalmente separado del resto de la interminable torre que tiene encima, se encuentra en completo silencio.

Todos están tensos. Las Calaveras los superan en número.

A Edduard le resbalan gotas de sudor frío por la frente. Nunca ha estado en una batalla tan grande. Una cosa es chocar con los enemigos en las fronteras y luego salir corriendo… En los meses que lleva con las Sanguijuelas, nunca ha pasado de eso. Es más, se impresionó al enterarse que un equipo de guerra de siete soldados había entrado al territorio de las calaveras para matar a uno de sus generales.

¿Qué sentido tenía empezar una guerra contra un enemigo que podría aplastarlos?… Es irrelevante, Julián manda y las Sanguijuelas obedecen; así funciona y hasta que Julián muera nadie cambiará eso.

Un vehículo negro de las Calaveras de Hierro entra volando a toda velocidad. Sus soldados que sacan la mitad de sus cuerpos por las ventanas empiezan a disparar rayos y granadas de sus pesados rifles. Las Sanguijuelas responden al fuego. Otro vehículo de las Calaveras entra detrás y luego otro y otro y dan vueltas alrededor de la explanada mientras disparan con todo lo que tienen. Su infantería empieza a entrar por la puerta.

Edduard tiene a una calavera en la mira. Dispara y le abre tres agujeros en el tórax… Pero son demasiados y están mejor armados; llevan artillería pesada. Las Sanguijuelas empiezan a retroceder muchos suben por las escaleras buscando mejores posiciones para repeler el ataque. Más vehículos de las calaveras entran por la gigantesca puerta. Un misil impacta a uno de los vehículos y éste se estrella dejando una estela de fuego y destrucción mientras se arrastra.

De pronto, de uno de los pisos del bloque salen volando dos vehículos de las Sanguijuelas, para dar caza a las naves enemigas. El vehículo de las Calaveras que se había estrellado explota. Aparecen más refuerzos de las Sanguijuelas: Uno tras otro, salen volando vehículos de los distintos pisos del condominio.

Edduard corre desesperado hacia las escaleras. A pesar de los refuerzos, avance de las Calaveras parece indetenible.

Una tras otra, las Sanguijuelas caen durante el repliegue. Una nave de las calaveras impacta a una de las sanguijuelas y estallan en una amalgama de fuego y esquirlas que hiere a soldados de ambos bandos.

Edduard Logra llegar hasta el segundo piso del bloque, desde donde Julián dirige la defensa de su territorio.

Ahí está él, cubierto tras una barrera de energía, inmutable, como si no importara cuántos de sus soldados mueran con tal de terminar con el enemigo… Debe tener un plan. No podría estar tan tranquilo si no lo tuviera. Podría cerrar el bloque y enfrentarse tan solo a las Calaveras que están dentro. Pero no, hay algo en su mirada que le indica a Edduard que su jefe lo que quiere es terminar por completo con el enemigo, además, el momento de dar esa orden ya pasó.

—Aguanten. No podemos perder el segundo nivel —dice a través de los comunicadores.

No resulta fácil. Las Calaveras avanzan raudas, indetenibles, cociendo a tiros a las Sanguijuelas que intentan detener su arremetida… Empiezan a subir por las escaleras.

—¡Ya! —vocifera Julián. Confundiendo por un momento a sus tropas.

Solo sus generales son conscientes de lo que sucede. Decenas de explosivos destrozan a los soldados enemigos y también unas tantas Sanguijuelas sobre las escaleras. Por un instante todo es confusión. Los disparos cesan. Se escuchan gritos de dolor y súplicas de auxilio. Los cuerpos seccionados caen por todo lo ancho de la explanada. Solo los vehículos continúan en movimiento, esquivándose los unos a los otros. Pero pronto, el infierno retorna.

Edduard se espabila y vuelve a disparar cubierto tras el pequeño muro que lo separa del vacío. Ve claramente cómo decenas de Calaveras siguen entrando por la gran puerta que no se cierra. ¿Qué espera Julián? En pocos minutos doblegarán por completo sus defensas y estarán perdidos… ¿Qué espera?…

Se escuchan explosiones fuera del bloque. ¿Qué sucede? ¿Refuerzos? Edduard no lo cree, todos los soldados de las Sanguijuelas están luchando en el bloque, y si no, por lo menos la mayoría… un puñado de tropas no podría hacer la diferencia. Pero la nave verde, típica de las Serpientes, seguida por otra roja, color característico de los Zorros Hambrientos, lo hace comprender todo de inmediato.

Una alianza. Una alianza de los pequeños para derrotar al grande.

Decenas de soldados vestidos con enterizos de distintos colores entran disparando a las Calaveras que responden como pueden el ataque por ambos frentes.

Todo termina en cuestión de minutos. La sorpresa vence con facilidad a la banda más poderosa de los barrios bajos. La sorpresa y la unión de los pequeños que, como un puño, golpea mortalmente al enemigo, cambiando las condiciones de lo que sucede y sucederá.

—Hermano —Julián toma del hombro al líder de las Serpientes—, hermano —y ahora al líder de los Zorros, y pasa la mano hacia el jefe de los Robles Torcidos— … Hermanos… Hoy logramos algo importante. Hoy decidimos nuestro destino y vencimos. Toda esta sección nos pertenece y si sabemos sacarle provecho seremos aún más poderosos y podremos avanzar hacia los territorios de los Carmines y los Mongoles. El universo es el límite si nos mantenemos firmes y sólidos como un puño. Gracias al Zorro Miguel tenemos esto; él tuvo la visión…

Tropas de todos los bandos están presentes. Las Sanguijuelas son las más golpeadas: perdieron casi la mitad de sus soldados y unos veinte están heridos de gravedad. Pero eso es nada ante el fin conseguido; y todo se mantuvo en estricto secreto. Edduard nunca se hubiese imaginado una alianza con quienes por años se enfrentaron, pero si algo le ha enseñado la vida, es que en temas de poder y de créditos, nada es definitivo.

Ya antes había escuchado hablar del Zorro Miguel, líder de los Zorros Hambrientos, asesino inmisericorde que según contaban ya llevaba casi un centenar de ejecuciones y muchos más asesinatos en enfrentamientos. Alguien en quien no confiar… al igual que todos los reunidos en la explanada del bloque, indiferentes ante los cadáveres sanguinolentos y restos de cuerpos que los rodean.

—Gracias, Julián —responde el Zorro—. Sé que al principio te fue complicado entender por qué te busqué; pero ya viste los resultados. Y es que la respuesta siempre la tuvimos en frente, solo había que tomarse el tiempo de verla. Las Calaveras cometieron el error de confiarse. Es un error común… Incluso tú, Julián, has cometido ese error… Solo puede haber una cabeza y… conversando con todos creemos que… —el Zorro desenfunda su pistola laser y destroza de un tiro el rostro, perplejo y desencajado, de Julián— esto debe quedar entre los “pequeños”… Bueno —dice dirigiéndose a las Sanguijuelas huérfanas—, depende de ustedes. Suman o se restan.

Edduard, así como las demás Sanguijuelas, sin pensarlo demasiado, deja caer su arma y responde que sumará.

Super 20

Super20 es un proyecto de la Asociación Mi Biblioteca – AMBI, que le da la oportunidad a estudiantes de secundaria de poder acceder al mundo de la lectura de una manera mucho más dinámica y participativa.

Los estudiantes viven distintas oportunidades que contribuyen a fortalecer su hábito lector y sus habilidades de expresión oral, además participan en experiencias que fortalecen sus habilidades y les muestran otras realidades.

Para esto, la asociación adquiere libros de distintos autores y luego los invita a dar un taller a los muchachos del proyecto, muchos de los cuales han tenido oportunidad de leer sus obras.

Super 20  con los alumnos

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Super 20 grupo

Construyendo cultura a través de las ferias del libro

«Construyendo cultura a través de las ferias del libro», ciclo de conversatorios talleres que se realizó todos los martes del mes de octubre del 2015 en el Salón de los espejos del Teatro municipal.

Gracias a Claudia Ruiz, representante de la Gerencia de cultura, Cultura para Lima, de la Municipalidad Metropolitana de Lima por pugnar por estos importantes espacios que buscan fomentar la participación cultural con una perspectiva institucional.

«Las exposiciones estuvieron a cargo de los escritores y gestores culturales Carlos De La Torre ParedesMacckeey Soto y Claudia Ruiz. En mesa los acompañaron los también escritores y gestores culturales Efer Soto, Francisco Leon, Luis Eduardo Vivero, Gloria Idrogo Barboza, Jorge Luis Roncal Rodríguez, Jorge Ureta SandovalJavier Matos Quintanilla y Sofia Buchuck

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No oyes ladrar a los perros

Conversatorio que buscó reflexionar sobre la problemática de la Literatura peruana contemporánea a partir de la voz de algunos de sus protagonistas. A partir de mesas de discusión se plantearon temas como los mecanismos de publicación, visibilización y canonización en nuestro país, así como el compartir de algunas alternativas de solución para mejorar o cambiar el estado actual de la narrativa en el Perú.

El conversatorio se tituló “No oyes ladrar a los perros” en honor al cuento homónimo de Juan Rulfo, y fue una iniciativa del escritor Pedro Novóa. Se llevó a cabo en La Caverna Restobar, de Macckey Soto, quien cedió el espacio.

Entre los autores participantes estuvieron, además del Lic. Carlos de la Torre Paredes, Javier Arnao (El Caminante), Eric V. Álvarez, Joe Iljimae, Christ Gutiérrez, Gabriel Ruiz Ortega, Rodolfo Ybarra, Juan Manuel Chávez, Fernando Sarmiento, Carlos Arámbulo, Miguel Ruiz Effio, Martín Roldán y Yoshiro Chávez.

No oyes ladrar a los perros por Juanjo Fernandez

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Entrevista de Lee por gusto a Carlos de la Torre Paredes

Carlos de la Torre: “Busco reflejar la naturaleza humana tal como la comprendo”

Carlos de la Torre ha publicado también las novelas Campos de batalla (2013) y Cuando la sangre importa (2015). Foto: Handrez García/Casa de la Literatura.




Por Jaime Cabrera Junco

Tengo que confesar que no soy un lector habitual de literatura fantástica. Y no es por prejuicio sino porque el acercamiento a la realidad ha sido una constante en mi formación periodística. Además, sumémosle a esto el peso que tiene el realismo en nuestra novelística nacional. Por todo esto leer Herederos del cosmos. Los viejos salvajes (La Nave, 2015) ha sido una oportuna invitación para explorar otras atmósferas. La lectura de este libro ha sido como visionar una película. Con sus diálogos ágiles e imágenes sobre naves espaciales y galaxias inventadas, Carlos de la Torre Paredes (Lima, 1988) ha creado un mundo, un universo literario que nos hace ver que en este joven autor hay un afán por inventar situaciones lejanas y con originalidad. Este libro de ciencia-ficción es en realidad una reedición totalmente recargada respecto de aquella que publicara en 2012. Hay, además, de un trabajo editorial -que reluce desde la portada- una apuesta por fomentar este género, acaso injustamente postergado del canon. Y precisamente sobre este punto es que inicia este diálogo con el autor.

Nuestro país tiene una fuerte tradición literaria realista y tú eres un escritor de literatura fantástica, especialmente de ciencia-ficción. ¿Cómo afrontas esto? ¿Para algunos puede ser visto como una excentricidad, no?

Si bien es cierto que la tradición en nuestro país es realista, también es cierto que estamos en una época que toma la diversidad como un valor determinante para el desarrollo sostenible de cualquier sociedad. Somos una generación diversa y las generaciones que vienen lo serán aún más. El Perú ha cambiado, el mundo ha cambiado. Con todo esto quiero decir que no creo que escribir fantasía, ciencia-ficción o géneros alternativos en general sea una excentricidad ni pienso que sea visto de esa forma por las nuevas generaciones de lectores ni escritores. Estoy convencido que solo soy uno más de los tantos cultores de los géneros “alternativos” que aparecen cada año.

¿Por qué crees que no se le toma en serio a este género en el Perú? ¿Es porque se le asocia a las películas y al entretenimiento fácil?

Lamentablemente la cultura en el Perú ha sido planteada como algo rígido, que responde más a estándares de distintas élites antes que a principios de participación cultural. La cultura, como se la ha entendido tradicionalmente, ha servido para discriminar y limitar formas de expresión capaces de generar una verdadera dinámica social. Es decir, nuestro país es muy conservador. Y bueno, sí es posible que se utilice el discurso de relacionar el género a películas y entretenimiento fácil para desdeñar estos libros, pero si se quiere atacar algo cualquier argumento es válido. Que mi trabajo se relacione a entretenimiento de masas a mí no me parece nada negativo, es más, hoy en día todos los gestores culturales luchamos porque se lea cada vez más, pensando en la lectura como una herramienta necesaria para disfrutar del derecho a la participación. Entonces, la gran pregunta es: ¿cómo fomentar la lectura si el bien cultural está alejado de lo popular?

Además, hay últimamente una tendencia por la novela de autoficción. ¿Qué piensas de esto?

Considero que representa a una generación que ha encontrado su madurez creativa en estos tiempos, sin embargo, no estoy convencido de que sea la tendencia de mi generación ni de la que viene. Con riesgo a equivocarme, puedo decir que un 80%, aproximadamente, de los autores menores de 30 años, nos estamos dedicando a una ficción alejada de nuestra propia vida.

¿Esta fascinación tuya por la ciencia-ficción de dónde viene?

Creo que de mi padre, quien me mostró los libros, las películas y con quien jugué videojuegos. Todos esos elementos fueron determinantes. Mi padre es un gran lector y cinéfilo y le fascina la fantasía y la ciencia ficción. Él siempre buscó inculcarme el gusto por la lectura, pero lamentablemente no rindió frutos, pues el colegio se encargó de quitarme todo el gusto por los libros, cosa a la que lamentablemente no supo reaccionar. Además yo nací con un joystick entre las manos; he jugado casi todas las consolas que aparecían hasta que cumplí los 16 y aún hoy sigo disfrutando de este tipo de arte, que suele tener temas de ciencia ficción y la fantasía. Todo eso, sumado al cine y la televisión de mi infancia – Star Wars remasterizado, Star Treck la nueva generaciónAlien el octavo pasajeroDepredador, Laberinto, Tortugas ninja, entre otros – además de la poca literatura que le aceptaba a mi padre, me relacionaron mucho a estos géneros, siempre vinculados a la acción, la aventura y el terror. CorazónMaríaEl sí de las niñas… para mí fueron terribles referencias de lo que era la literatura durante mi etapa escolar, y no porque fueran malas obras – y claro que no lo son – simplemente no lograba identificarme con esos trabajos y la obligación y la presión por leerlos terminó por generarme rechazo. Cosa que superé saliendo del colegio, al toparme con Crónicas Marcianas de Ray Bradbury.

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Presentas una reedición de tu primera novela,Los viejos salvajes. La inspiración surgió a través del videojuego Freelancer cuyo escenario es el espacio intergaláctico. ¿Cómo es que construyes esta historia en el que describes los mecanismos de las naves, planetas imaginarios e historias que al leerlas uno puede visualizarlas en la mente como una cinta de ciencia-ficción?

Se me ocurrió comenzar a escribir mientras jugabaFreelancer, pues el juego, que trata de una nave espacial recorriendo el espacio, me brindó una imagen fabulosa que dio pie al primer capítulo del libro titulado Carga pesada. La imagen era de la pequeña nave esperando su turno para atravesar una gigantesca Puerta interestelar para llegar a otra galaxia. Esa imagen me hizo pensar que un cuento debía empezar de esa forma y así surgió el primer capítulo, que en un principio fue pensado como un cuento, pero que por cosas que no termino de comprender decidí convertir en novela.

Pero luego hay una parte que se desmarca del videojuego

Así es, pues el juego trata de una nave que enfrenta otras naves  -humanas y alienígenas–, mientras que en Herederos del cosmos – Los viejos salvajes todo se da al interior del Crucero de batalla CESAC 4. Creo que tiene más inspiración de Alien, el octavo pasajero, en ese sentido, pero la verdad es que es una combinación de muchas cosas con, principalmente, mi propio concepto del terror. Los viejos salvajes, para mí, se enmarca dentro del terror cósmico.

Hay también un trasfondo que es de la guerra y las pugnas políticas están como temas de fondo. Aquí sale a relucir tu formación como egresado de Ciencia Política.

Sí, hay cosas de mi carrera puestas en el libro, no solo en la configuración política de la galaxia donde hay cuerpos políticos formales e informales que se enfrentan, sino además en el proceso de la toma de decisiones, por citar un ejemplo. Los procesos lógicos al tomar decisiones intentaron ser reflejados en Herederos del cosmos – Los viejos salvajes en los momentos de mayor tensión psicológica; los personajes debían ser capaces de lograrlo pues estaban entrenados militarmente.

¿Qué tan autocrítica ha sido tu relectura para esta nueva edición que presentas?

Bastante, había errores de redundancia y otros que por momentos podrían bajarle el ritmo a la lectura, pero además, el trabajo del editor es importante. Por suerte Lucho Zúñiga realiza un trabajo minucioso y sabe argumentar su posición, así, pese a que no siempre acepté sus correcciones y mutilaciones – la mayoría de las veces sí –, todas sus opiniones fueron importantes para pulir el libro, haciéndolo aún más ágil de lo que era. Además, tiene un excelente trabajo gráfico, con una magnífica portada y gráficos interiores también bestiales, producto de Jhosep Abarca y Carlos Yáñes. El trabajo de todo el equipo fue importante, aprovecho para agradecer también a Leonardo Dolores, Lucero Reymundo e Enedina Veramendi por hacer viable el proyecto Herederos del cosmos – Los viejos salvajes.

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La temática bélica se ha trasladado también a tu segunda novela, Campos de batalla. Es decir, no solo estás en la temática de ciencia-ficción.

Sí, creo que la guerra es uno de los ejes transversales de mi producción. Incluso en textos más realistas que aún no salen a la luz –pero que deseo empezar a mover pronto – el tema central es la guerra; pero no me refiero necesariamente a la guerra militar entre estados ni guerra interna, para mí, hay múltiples escenarios que se pueden comprender sin problemas como guerras, entendidas como algo más que la simple confrontación, porque la guerra involucra algo más, involucra la destrucción del otro.

Hablando de tu formación como politólogo, qué curiosidad es el hecho que por tu carrera estés obligado a fijarte en la realidad, pero literariamente la evades y te vas a otros espacios imaginarios. ¿Has reflexionado sobre esto?

Sí, sí he reflexionado al respecto. Mi carrera me encanta, y la política como fenómeno, luego de comprenderla como una extensión más de la guerra, y racionalizarla en base a eso, me ha parecido increíblemente compleja y humana. Al igual que en cualquier guerra militar, en la política se puede ver tanto lo mejor como lo peor del ser humano.

¿Y la literatura es para ti eso, una evasión?

No considero que evada la realidad, puede que en un principio lo pensara así, pero luego de reflexionarlo bastante, creo que puedo decir que lo que escribo, más allá del contexto en que se enmarque, lo que busca es reflejar la naturaleza humana tal y como la comprendo. Utilizo las cosas que veo día a día y las llevo a extremos; con esto quiero decir que aprovecho las herramientas de mi carrera para analizar la realidad y en base a esta plantear realidades paralelas. La literatura es para mí un constante descubrir y un divertimento. Escribir me divierte inmensamente al tiempo que aprendo más sobre distintas cosas, investigo para darle consistencia a distintos detalles de los libros pero también – siempre – es un viaje introspectivo de constantes decisiones. Es como un juego para la mente y me fascina jugarlo, y lo mejor es que puedo compartir ese divertimento con otros. La literatura es simplemente maravillosa.

¿Qué aspiraciones tienes como escritor?

De hecho me gustaría vivir solo de escribir y es lo que busco. Creo que se puede lograr pero para eso a la vez hay que hacer gestión cultural, hay que fomentar la participación en la cultura a fin democratizar el espacio cultural, diversificarlo y con esto consolidar la emergente industria editorial que sigue incrementándose a lo largo del país. Es fundamental estar siempre trabajando y buscando perfeccionarse, investigar, estudiar, porque solo así se produce cada vez mejor. Es un error pensar que el arte está relacionado al ocio y a la mera inspiración; el trabajo es arduo y difícil, por lo menos si realmente estás intentando que tu producción genere algún impacto.

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE CARLOS DE LA TORRE PAREDES

1. Crónicas marcianas, de Ray Bradbury

2. La pianista, de Elfriede Jelinek

3. La fuerza bruta, de John Steinbeck

4. Tropas del espacio, de  Robert A. Heinlein

5. El libro de arena, de Jorge Luis Borges

Ruffus tiene finura y otros cuentos igual de selectos

Portada tapa Ruffus tiene finura y otros cuentos igual de selectos

El libro «Ruffus tiene finuar y otros cuentos igual de selectos» tiene como primer cuento «Ruffus tiene finura«, que trata de la historia de un niño y su gallo, pero además, toca temas como la valentía, la perseverancia y el autodescubrimiento.

Un niño encuentra a un pollo recién nacido en la calle, tan bonito que lo lleva a casa, le pone por nombre Ruffus y lo coloca dentro del corral de su padre. Con el tiempo Ruffus crece y se hace su mejor amigo, pero hay problemas. Ruffus empieza a matar a los otros gallos del corral.

El niño tiene que tomar una decisión. Sacrificar a su gallo, o llevárselo a Don Ramón, que de seguro sabrá qué hacer con él…

En los demás cuentos, te enterarás de que un policía está a punto de atrapar a un asesino en serie, quien viene evadiendo a la autoridad por mucho tiempo. Y que ese sujeto que abandonó a su hijo, terminó convertido en chamán. Además, acompañarás a una pareja que está yendo a disfrutar por primera vez de un espectáculo de tauromaquia, y a una chica que está intentando hacerle brujería a su exnovio. Estarás al lado del sujeto que intenta hacer hablar a su gata, y detrás del ladrón que está entrando a la casa de una bruja… ¡No lo hagas!… También conocerás a dos personas, en distintos momentos de la historia, que comparten alma. Y descubrirás que una pequeña nave espacial cayó en el jardín de una casa. Luego, viajarás a un planeta lejano, donde pandillas pelean para dominar territorios. Y serás parte de un universo donde el honor y la responsabilidad llevan a un escuadrón de soldados a mantener una posición, a pesar de saberla perdida, y donde hasta uno de los mejores pilotos del cosmos se puede encontrar en aprietos…

Pueden encontrar el libro «Ruffus tiene finuar y otros cuentos igual de selectos» en Lima, Perú, en las siguientes librerías:

– Librería Incabooks. Av. José Larco 636, Miraflores. Teléfono: 960 360 605

– Librería del Fondo de Cultura Económica del Perú. Calle Berlin 238, Miraflores. Teléfono: 447-0760

– Librería SUR. Av. Pardo y Aliaga 683, San Isidro. Teléfono: 422-5307

– Librería Communitas. Av. Dos de Mayo 1690, San Isidro. Teléfono: 222-2794

– Librería El Virrey de Miraflores. Calle Bolognesi 510, Miraflores. Teléfono: 444-4141

– Librería El Virrey de Lima. Pasaje Nicolas de Rivera El Viejo 107- 115, Lima. Teléfono: 427-5080

– Librería Lancom Av. Petit Thouars 5556, Miraflores. Teléfono: 447-4421

– Librería Universidad Católica Av. Universitaria 1801 San Miguel Teléfono: 626-2000

Reseña – Herederos del cosmos: Los viejos salvajes – Carlos Amorós

(Publicado en Buensalvaje Perú. Octubre 2015).

Carlos de la Torre Paredes (Lima, 1988) ■ Ediciones La Nave (2015) ■ 160 páginas ■ 30 soles

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Novela. Los viejos salvajes fue el primer libro publicado de Carlos de la Torre Paredes, con la que irrumpió en el panorama literario peruano en 2012 al ser una de las menciones honrosas del IV Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro.

En esta cuidada e ilustrada segunda edición a cargo de Ediciones La Nave podemos darle una nueva revisión a esta aventura convertida en una «ópera espacial» pues Los viejos salvajes regresa como el primer capítulo de una saga de ciencia ficción, Los herederos del cosmos, que se espera con muchas expectativas literarias.

En esta primera parte, el autor nos presenta una muy bien contada historia, cuya principal virtud (y por momentos defecto) es su factor de minuciosa descripción de un mundo en un futuro que el lector imagina y vive con emoción, suspenso, terror y miedo. De la Torre Paredes ha escrito una novela de aventuras de ciencia ficción entretenida, que consolida el buen momento que vive la literatura fantástica y de ciencia ficción en nuestro país. Pero, también ha escrito una historia de suspenso psicológico, con tintes de terror y narrativa «zombie» y contestataria a la vez.

El autor desarrolla así un mundo en un futuro en donde las diferencias de razas, religiones y formas de pensamiento coexisten muy bien organizadas políticamente, donde la mujer juega un rol secundario de acompañamiento al hombre, y en donde nuestro planeta es un recuerdo de buenos momentos que quedaron en un pasado ya lejano.

Pero el núcleo de la historia lo conforma la odisea del personaje principal Rick Gonzales, un experimentado mercenario interespacial que luchará contra sus propios miedos para salvarse, salvar a sus antiguos compañeros de combate y salvar a la humanidad de una forma extraterrestre jamás vista por los humanos.

Con esta novela breve, Carlos de la Torre Paredes se convierte en abanderado de una literatura fantástica y de ciencia ficción que cada día amplía su abanico de posibilidades en torno a temas y formas de contar historias, llegando cada día a más público, no solo al juvenil. Hay que leer esta nueva edición para entender lo que digo.

Por Carlos Omar Amorós