Entrevista de Lee por gusto a Carlos de la Torre Paredes

Carlos de la Torre: “Busco reflejar la naturaleza humana tal como la comprendo”

Carlos de la Torre ha publicado también las novelas Campos de batalla (2013) y Cuando la sangre importa (2015). Foto: Handrez García/Casa de la Literatura.




Por Jaime Cabrera Junco

Tengo que confesar que no soy un lector habitual de literatura fantástica. Y no es por prejuicio sino porque el acercamiento a la realidad ha sido una constante en mi formación periodística. Además, sumémosle a esto el peso que tiene el realismo en nuestra novelística nacional. Por todo esto leer Herederos del cosmos. Los viejos salvajes (La Nave, 2015) ha sido una oportuna invitación para explorar otras atmósferas. La lectura de este libro ha sido como visionar una película. Con sus diálogos ágiles e imágenes sobre naves espaciales y galaxias inventadas, Carlos de la Torre Paredes (Lima, 1988) ha creado un mundo, un universo literario que nos hace ver que en este joven autor hay un afán por inventar situaciones lejanas y con originalidad. Este libro de ciencia-ficción es en realidad una reedición totalmente recargada respecto de aquella que publicara en 2012. Hay, además, de un trabajo editorial -que reluce desde la portada- una apuesta por fomentar este género, acaso injustamente postergado del canon. Y precisamente sobre este punto es que inicia este diálogo con el autor.

Nuestro país tiene una fuerte tradición literaria realista y tú eres un escritor de literatura fantástica, especialmente de ciencia-ficción. ¿Cómo afrontas esto? ¿Para algunos puede ser visto como una excentricidad, no?

Si bien es cierto que la tradición en nuestro país es realista, también es cierto que estamos en una época que toma la diversidad como un valor determinante para el desarrollo sostenible de cualquier sociedad. Somos una generación diversa y las generaciones que vienen lo serán aún más. El Perú ha cambiado, el mundo ha cambiado. Con todo esto quiero decir que no creo que escribir fantasía, ciencia-ficción o géneros alternativos en general sea una excentricidad ni pienso que sea visto de esa forma por las nuevas generaciones de lectores ni escritores. Estoy convencido que solo soy uno más de los tantos cultores de los géneros “alternativos” que aparecen cada año.

¿Por qué crees que no se le toma en serio a este género en el Perú? ¿Es porque se le asocia a las películas y al entretenimiento fácil?

Lamentablemente la cultura en el Perú ha sido planteada como algo rígido, que responde más a estándares de distintas élites antes que a principios de participación cultural. La cultura, como se la ha entendido tradicionalmente, ha servido para discriminar y limitar formas de expresión capaces de generar una verdadera dinámica social. Es decir, nuestro país es muy conservador. Y bueno, sí es posible que se utilice el discurso de relacionar el género a películas y entretenimiento fácil para desdeñar estos libros, pero si se quiere atacar algo cualquier argumento es válido. Que mi trabajo se relacione a entretenimiento de masas a mí no me parece nada negativo, es más, hoy en día todos los gestores culturales luchamos porque se lea cada vez más, pensando en la lectura como una herramienta necesaria para disfrutar del derecho a la participación. Entonces, la gran pregunta es: ¿cómo fomentar la lectura si el bien cultural está alejado de lo popular?

Además, hay últimamente una tendencia por la novela de autoficción. ¿Qué piensas de esto?

Considero que representa a una generación que ha encontrado su madurez creativa en estos tiempos, sin embargo, no estoy convencido de que sea la tendencia de mi generación ni de la que viene. Con riesgo a equivocarme, puedo decir que un 80%, aproximadamente, de los autores menores de 30 años, nos estamos dedicando a una ficción alejada de nuestra propia vida.

¿Esta fascinación tuya por la ciencia-ficción de dónde viene?

Creo que de mi padre, quien me mostró los libros, las películas y con quien jugué videojuegos. Todos esos elementos fueron determinantes. Mi padre es un gran lector y cinéfilo y le fascina la fantasía y la ciencia ficción. Él siempre buscó inculcarme el gusto por la lectura, pero lamentablemente no rindió frutos, pues el colegio se encargó de quitarme todo el gusto por los libros, cosa a la que lamentablemente no supo reaccionar. Además yo nací con un joystick entre las manos; he jugado casi todas las consolas que aparecían hasta que cumplí los 16 y aún hoy sigo disfrutando de este tipo de arte, que suele tener temas de ciencia ficción y la fantasía. Todo eso, sumado al cine y la televisión de mi infancia – Star Wars remasterizado, Star Treck la nueva generaciónAlien el octavo pasajeroDepredador, Laberinto, Tortugas ninja, entre otros – además de la poca literatura que le aceptaba a mi padre, me relacionaron mucho a estos géneros, siempre vinculados a la acción, la aventura y el terror. CorazónMaríaEl sí de las niñas… para mí fueron terribles referencias de lo que era la literatura durante mi etapa escolar, y no porque fueran malas obras – y claro que no lo son – simplemente no lograba identificarme con esos trabajos y la obligación y la presión por leerlos terminó por generarme rechazo. Cosa que superé saliendo del colegio, al toparme con Crónicas Marcianas de Ray Bradbury.

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Presentas una reedición de tu primera novela,Los viejos salvajes. La inspiración surgió a través del videojuego Freelancer cuyo escenario es el espacio intergaláctico. ¿Cómo es que construyes esta historia en el que describes los mecanismos de las naves, planetas imaginarios e historias que al leerlas uno puede visualizarlas en la mente como una cinta de ciencia-ficción?

Se me ocurrió comenzar a escribir mientras jugabaFreelancer, pues el juego, que trata de una nave espacial recorriendo el espacio, me brindó una imagen fabulosa que dio pie al primer capítulo del libro titulado Carga pesada. La imagen era de la pequeña nave esperando su turno para atravesar una gigantesca Puerta interestelar para llegar a otra galaxia. Esa imagen me hizo pensar que un cuento debía empezar de esa forma y así surgió el primer capítulo, que en un principio fue pensado como un cuento, pero que por cosas que no termino de comprender decidí convertir en novela.

Pero luego hay una parte que se desmarca del videojuego

Así es, pues el juego trata de una nave que enfrenta otras naves  -humanas y alienígenas–, mientras que en Herederos del cosmos – Los viejos salvajes todo se da al interior del Crucero de batalla CESAC 4. Creo que tiene más inspiración de Alien, el octavo pasajero, en ese sentido, pero la verdad es que es una combinación de muchas cosas con, principalmente, mi propio concepto del terror. Los viejos salvajes, para mí, se enmarca dentro del terror cósmico.

Hay también un trasfondo que es de la guerra y las pugnas políticas están como temas de fondo. Aquí sale a relucir tu formación como egresado de Ciencia Política.

Sí, hay cosas de mi carrera puestas en el libro, no solo en la configuración política de la galaxia donde hay cuerpos políticos formales e informales que se enfrentan, sino además en el proceso de la toma de decisiones, por citar un ejemplo. Los procesos lógicos al tomar decisiones intentaron ser reflejados en Herederos del cosmos – Los viejos salvajes en los momentos de mayor tensión psicológica; los personajes debían ser capaces de lograrlo pues estaban entrenados militarmente.

¿Qué tan autocrítica ha sido tu relectura para esta nueva edición que presentas?

Bastante, había errores de redundancia y otros que por momentos podrían bajarle el ritmo a la lectura, pero además, el trabajo del editor es importante. Por suerte Lucho Zúñiga realiza un trabajo minucioso y sabe argumentar su posición, así, pese a que no siempre acepté sus correcciones y mutilaciones – la mayoría de las veces sí –, todas sus opiniones fueron importantes para pulir el libro, haciéndolo aún más ágil de lo que era. Además, tiene un excelente trabajo gráfico, con una magnífica portada y gráficos interiores también bestiales, producto de Jhosep Abarca y Carlos Yáñes. El trabajo de todo el equipo fue importante, aprovecho para agradecer también a Leonardo Dolores, Lucero Reymundo e Enedina Veramendi por hacer viable el proyecto Herederos del cosmos – Los viejos salvajes.

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La temática bélica se ha trasladado también a tu segunda novela, Campos de batalla. Es decir, no solo estás en la temática de ciencia-ficción.

Sí, creo que la guerra es uno de los ejes transversales de mi producción. Incluso en textos más realistas que aún no salen a la luz –pero que deseo empezar a mover pronto – el tema central es la guerra; pero no me refiero necesariamente a la guerra militar entre estados ni guerra interna, para mí, hay múltiples escenarios que se pueden comprender sin problemas como guerras, entendidas como algo más que la simple confrontación, porque la guerra involucra algo más, involucra la destrucción del otro.

Hablando de tu formación como politólogo, qué curiosidad es el hecho que por tu carrera estés obligado a fijarte en la realidad, pero literariamente la evades y te vas a otros espacios imaginarios. ¿Has reflexionado sobre esto?

Sí, sí he reflexionado al respecto. Mi carrera me encanta, y la política como fenómeno, luego de comprenderla como una extensión más de la guerra, y racionalizarla en base a eso, me ha parecido increíblemente compleja y humana. Al igual que en cualquier guerra militar, en la política se puede ver tanto lo mejor como lo peor del ser humano.

¿Y la literatura es para ti eso, una evasión?

No considero que evada la realidad, puede que en un principio lo pensara así, pero luego de reflexionarlo bastante, creo que puedo decir que lo que escribo, más allá del contexto en que se enmarque, lo que busca es reflejar la naturaleza humana tal y como la comprendo. Utilizo las cosas que veo día a día y las llevo a extremos; con esto quiero decir que aprovecho las herramientas de mi carrera para analizar la realidad y en base a esta plantear realidades paralelas. La literatura es para mí un constante descubrir y un divertimento. Escribir me divierte inmensamente al tiempo que aprendo más sobre distintas cosas, investigo para darle consistencia a distintos detalles de los libros pero también – siempre – es un viaje introspectivo de constantes decisiones. Es como un juego para la mente y me fascina jugarlo, y lo mejor es que puedo compartir ese divertimento con otros. La literatura es simplemente maravillosa.

¿Qué aspiraciones tienes como escritor?

De hecho me gustaría vivir solo de escribir y es lo que busco. Creo que se puede lograr pero para eso a la vez hay que hacer gestión cultural, hay que fomentar la participación en la cultura a fin democratizar el espacio cultural, diversificarlo y con esto consolidar la emergente industria editorial que sigue incrementándose a lo largo del país. Es fundamental estar siempre trabajando y buscando perfeccionarse, investigar, estudiar, porque solo así se produce cada vez mejor. Es un error pensar que el arte está relacionado al ocio y a la mera inspiración; el trabajo es arduo y difícil, por lo menos si realmente estás intentando que tu producción genere algún impacto.

LOS CINCO LIBROS FAVORITOS DE CARLOS DE LA TORRE PAREDES

1. Crónicas marcianas, de Ray Bradbury

2. La pianista, de Elfriede Jelinek

3. La fuerza bruta, de John Steinbeck

4. Tropas del espacio, de  Robert A. Heinlein

5. El libro de arena, de Jorge Luis Borges

Reseña – Herederos del cosmos: Los viejos salvajes – Carlos Amorós

(Publicado en Buensalvaje Perú. Octubre 2015).

Carlos de la Torre Paredes (Lima, 1988) ■ Ediciones La Nave (2015) ■ 160 páginas ■ 30 soles

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Novela. Los viejos salvajes fue el primer libro publicado de Carlos de la Torre Paredes, con la que irrumpió en el panorama literario peruano en 2012 al ser una de las menciones honrosas del IV Premio de Novela Breve de la Cámara Peruana del Libro.

En esta cuidada e ilustrada segunda edición a cargo de Ediciones La Nave podemos darle una nueva revisión a esta aventura convertida en una «ópera espacial» pues Los viejos salvajes regresa como el primer capítulo de una saga de ciencia ficción, Los herederos del cosmos, que se espera con muchas expectativas literarias.

En esta primera parte, el autor nos presenta una muy bien contada historia, cuya principal virtud (y por momentos defecto) es su factor de minuciosa descripción de un mundo en un futuro que el lector imagina y vive con emoción, suspenso, terror y miedo. De la Torre Paredes ha escrito una novela de aventuras de ciencia ficción entretenida, que consolida el buen momento que vive la literatura fantástica y de ciencia ficción en nuestro país. Pero, también ha escrito una historia de suspenso psicológico, con tintes de terror y narrativa «zombie» y contestataria a la vez.

El autor desarrolla así un mundo en un futuro en donde las diferencias de razas, religiones y formas de pensamiento coexisten muy bien organizadas políticamente, donde la mujer juega un rol secundario de acompañamiento al hombre, y en donde nuestro planeta es un recuerdo de buenos momentos que quedaron en un pasado ya lejano.

Pero el núcleo de la historia lo conforma la odisea del personaje principal Rick Gonzales, un experimentado mercenario interespacial que luchará contra sus propios miedos para salvarse, salvar a sus antiguos compañeros de combate y salvar a la humanidad de una forma extraterrestre jamás vista por los humanos.

Con esta novela breve, Carlos de la Torre Paredes se convierte en abanderado de una literatura fantástica y de ciencia ficción que cada día amplía su abanico de posibilidades en torno a temas y formas de contar historias, llegando cada día a más público, no solo al juvenil. Hay que leer esta nueva edición para entender lo que digo.

Por Carlos Omar Amorós

Reseña: Los Viejos Salvajes y Campos de Batalla de Carlos de la Torre Paredes – Tanya Tynjala

(Publicado en Amazing Stories el 26 de marzo de 2015).

Los Viejos Salvajes
Peithos Editores
ISBN: 978-612-46264-2-5
Lima, 2012

Campos de Batalla
Ediciones Altazor
ISBN: 978-612-4215-08-7
Lima, 2013

El joven escritor Carlos de la Torre Paredes empieza con buen pié en la literatura peruana. Su novela de ciencia ficción “Los Viejos Salvajes”, quedó segunda mención honrosa en el IV Premio Cámara Peruana del Libro de Novela Breve en 2012. Cabe mencionar que al mismo tiempo nos abre puertas a otros escritores de ciencia ficción, al ser éste un premio de literatura “mainstream”.

Esta novela corta se podría catalogar dentro del sub género de la Space Opera, por sus verosímiles descripciones de naves espaciales y batallas galácticas. Los personajes están bien construidos, sin demasiadas descripciones evidentes, sino más bien con situaciones que nos muestran sus personalidades mediante actos. Por otro lado no son personajes unidimensionales, sino que tienen sus cualidades y defectos, como todo ser humano normal. La narración fluye naturalmente tanto así que yo, que siempre me paso de largo descripciones de naves y enfrentamientos, no tuve la necesidad de hacerlo en este caso (sí, crucifíquenme si quieren, puristas del género: no pienso aguantarme descripciones de naves que ni siquiera existen en la realidad, simplemente me aburro). Si bien algunas veces las descripciones detallistas resultan pesadas, sin embargo funcionan dentro del relato, porque al estar en un lugar cerrado (la nave espacial) esos detalles nos hacen entrar en ese ambiente monótono e impersonal que debe resultar una nave de esa naturaleza, en donde “no hay nada más que hacer”.

Como referentes de esta novela se pueden nombrar Solaris de Stanislaw Lem o Alguien Mora en el Viento, del chileno Hugo campos de batallaCorrea. En efecto al igual que en las novelas nombradas los personajes de los Viejos Salvajes se enfrentan con una entidad que les hace toma conciencia de sus limitaciones antropomórficas y que lleva al lector a cuestionarse el significado de la naturaleza humana, de la solidaridad, de la fidelidad de las relaciones y más profundos sentimientos del hombre. Pero si en Solaris la “entidad” enfrenta a los personajes con sus culpas y en “Alguien Mora en el Viento” le hace entender su absurda soberbia, en la obra de Carlos de la Torre Paredes, esta entidad toma la forma de los más oscuros sentimientos del alma humana para así llevarla a su propia aniquilación.

Un solo detalle me ha perturbado la placentera lectura de esta novela y es el uso de notas a pié de página para “explicar”, sobre todo de qué tipo de nave se está hablando. Me parece completamente innecesario especialmente cuando la nota repite lo ya dicho en el relato, como en el ejemplo siguiente:

“El piloto empieza a escapar rogando que ningún misil lo alcance, menos un MJ-1 (11), pues apagaría su motor […]”
La nota a pié de página dice: (11) Misil diseñado para interrumpir temporalmente el funcionamiento de los motores.

¿Ven a lo que me refiero? La razón tras el uso (o abuso) de las notas a píe de página se aclara en el capítulo VII (pág. 139), cuando el narrador habla de un topo y la nota explica que se trata de un: “pequeño roedor terrícola que, según los libros de historia natural, vivía bajo tierra y padecía de ceguera ante la luz”. Es en ese momento que entendemos que no estamos ante un libro que nos presenta un futuro desconocido, sino que ha sido escrito PARA, los lectores de ese futuro y por lo tanto ellos necesitan esas notas que les explican una realidad que ya no existe. Sin embargo esta nota llega muy tarde y yo ya me convencí de que el autor cree que soy tan tonta que no voy a entender la maquinaria que describe. Pero este juego de escribir un libro no pensando en nuestro presente como lectores objetivos sino en unos lectores que forman parte del mundo posible descrito en la obra, me gusta. Solo hubiese querido que una nota como la del topo hubiera llegado más temprano en la narración, para poder disfrutar del detalle desde el principio.

Herederos del cosmos lvs imagen 2Otro detalle más que negativo, pero esto no es error del autor, es el comentario de la contratapa, realizada por el gran escritor, sobre todo de literatura infantil, Oscar Colchado Lucio. Dice la nota: “Hay un gran conocimiento de las interioridades de las naves espaciales y de su desplazamiento en el cosmos”. ¿En serio? En ese caso nos encontramos ante un vidente, pues dichas “naves espaciales” no existen en nuestra realidad. Una cosa es que el mundo posible esté verosímilmente construido y otra cosa es que sea acorde con la realidad. Esa es una regla básica de la literatura y se aplica mucho más a la vertiente fantástica y sus sub géneros.

Pienso que es importante que los libros del género sean reseñados, prologados, etc. por gente que sepa del mismo. No sé de quién fue la idea de pedirle una comentario a Oscar Colchado, pero vemos el resultado de escribir sobre lo que no se sabe.
“Campos de Batalla” no es una novela de ciencia ficción, sino más bien de fantasía. En ella también nos encontramos con una entidad que en este caso se alimenta de la guerra, del sufrimiento humano y nuevamente el personaje principal se enfrenta a sus más profundos sentimientos, que la obligaron una vez y la siguen obligando a tomar dolorosas decisiones.

Esta corta novela tiene una estructura de cajas chinas y por lo tanto dos narradores, lo que no impide que sea fluida y de fácil lectura. Ni el misterioso “Nadie” del principio del relato, ni la historia narrada por el hijo que regresa nos revelan el sorprendente final. Y es que Carlos de la Torre Paredes es sin lugar a dudas un narrador magistral. Esta novela al igual que la anteriro, nos ofrece múltiples lecturas, la primera simplemente como diversión, la segunda más profunda nos hace cuestionarnos el significado de la humanidad, de la amistad, de la lealtad, es decir de nuestros sentimientos.

En conclusión dos novelas cortas que recomiendo y un autor al que no hay que perder de vista.

Reseña – Herederos del cosmos: Los viejos salvajes – Elton Honores

Carlos de la Torres Paredes. Herederos del cosmos – Los viejos salvajes. Lima: La nave, 2015. 154 pp.

 

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Los viejos salvajes de Carlos de la torre irrumpe en el panorama local en el año 2012 al ser finalista del IV Premio de la CPL. Su presencia resultó insólita teniendo en cuenta que la corriente principal o “mainstream” nunca estuvo interesada en la CF, menos aún la narrativa de aventuras. Las aventuras o bien se instalaron en el medio local a través de las historietas y comics en los años 50 o bien surgió desde una narrativa épica ligada a las reivindicaciones de los movimientos campesinos (casi siempre condenadas al fracaso), pero no desde códigos de la CF o de lo fantástico. Excepciones son los casos de José Estremadoyro en Glasskán o José Adolph en la magistralMañana, las ratas. Lo que hoy acontece es, sin duda, un fenómeno generacional y a la vez global. Una generación de escritores que influenciados por el mundo del cine, los juegos de rol y videojuegos, producen sus ficciones desde estos paradigmas. Esto nos lleva a reflexionar sobre una cuestión previa: el carácter de la literatura como entretenimiento. Para muchos, la literatura no debe entretener, es una función menor, secundaria de la literatura como arte, pues hace de aquella algo evasivo. Pero nada se construye ex nihilo, es decir, nada se crea de la nada, menos aún en literatura.

Es difícil saber cuál será el futuro de un escritor novel, con una opera prima, aunque el autor ha publicado ya dos textos más que forman otra saga: Campos de batalla (2013) y Cuando la sangre importa (2015). Sin embargo, Los viejos salvajes obtuvo críticas positivas. Por ejemplo. Benjamín Roman (2013) sostiene que es una novela de “[…] ciencia ficción-terror-aventura […] [con personajes] Humanos con reacciones psicológicas extremas, posesos cuyas mentes no diferencian su realidad con la realidad, canibalismo, parafilias. Implacables ataques organizados de una especie alienígena contra los humanos”. El gurú de la CF peruana, el faraón Daniel Salvo (2013), sostiene que en la novela “[…] la humanidad galáctica ya no está integrada solamente por descendientes de anglosajones, sino por representantes de un mundo que en realidad es más diverso de lo que se pensaba. Tanto es así, que no existe una sola entidad política que represente a los humanos, sino varias, una de ellas, descendiente de nuestra propia cultura latina. Y es justamente este eterno intercambio/choque entre culturas el origen de varias de las subtramas del libro, Parece que los seres humanos siempre nos estaremos enfrentando a los peligros de lo desconocido, y también, entre nosotros mismos”.

Igualmente, Tanya Tynjälä (2015), establece relaciones con dos clásicos de la CF: “Solaris de Stanislaw Lem o Alguien Mora en el Viento, del chileno Hugo Correa. En efecto al igual que en las novelas nombradas los personajes de los Viejos Salvajes se enfrentan con una entidad que les hace toma conciencia de sus limitaciones antropomórficas y que lleva al lector a cuestionarse el significado de la naturaleza humana, de la solidaridad, de la fidelidad de las relaciones y más profundos sentimientos del hombre. Pero si en Solaris la “entidad” enfrenta a los personajes con sus culpas y en “Alguien Mora en el Viento” le hace entender su absurda soberbia, en la obra de Carlos de la Torre Paredes, esta entidad toma la forma de los más oscuros sentimientos del alma humana para así llevarla a su propia aniquilación”.

Hasta aquí observamos que la recepción de la novela es básicamente producida por narradores. No existe aún un aparato crítico permanente que procese esta variada producción que cada año aumenta. A lo ya dicho en una reseña anterior (ver blog “Iluminaciones”) solo agregaré un par de reflexiones que surgen de esta nueva lectura, al modo de glosa: hay un futuro implícito en la novela. En ese futuro todavía pervive el conflicto entre la civilización y la barbarie. Ser civilizado significa estar dentro del sistema, estar integrado al orden; mientras que lo bárbaro supone vivir fuera del sistema, al margen, en la anarquía. Evidentemente los personajes, los “viejos salvajes” viven des-integrados al sistema. Solo viven para la aventura militar-violenta. Las únicas fantasías que aparecen como flashes son las de dejar esa vida para formar una familia con alguna mujer latina. Y aquí encontramos un problema: la mujer. Las mujeres no aparecen en la novela ¿pero, tendrían que hacerlo? Desde el presente extratextual, esos cambios (mayor participación de la mujer en las esferas de lo público) son necesarios. Pero en este futuro, estas demandas se suspenden (no hay lucha de clases, ni racismo). La realidad se uniformiza, se homologa. Todos están conectados en una globalidad, que mantiene la tradición. Cuando es mencionada la mujer o es un objeto sexual, o debe cumplir la función de madre o incluso es objeto alimenticio por un rito caníbal (algo muy real y que algunas personas todavía piensan así, por ejemplo, los golpeadores que adornan los programas de tv. de entretenimiento local). El narrador no ha inventado nada. Lo fundamental en las narrativas populares es que recoge un imaginario vigente. Pero el lector discute ese mismo imaginario. La conclusión es que desde el punto de vista tradicional, la aventura está ligada al universo masculino, en ella no intervienen las mujeres o en su defecto, acompañan al héroe, son objetos de deseo, pero no sujetos que buscan.

A nivel formal la novela se construye sobre la base de la estética del videojuego, con sus victorias que se van acumulando y contando, como puntos o créditos para seguir subsistiendo, y los seres monstruosos alteridad-oponente a los que hay que vencer. La vida es entendida como un videojuego en el que hay que matar para sobrevivir. Y a nivel ideológico, hay una añoranza en estos “viejos salvajes” que puede sintetizarse en la frase: “todo tiempo pasado fue mejor”. Entonces, ¿podemos afirmar que la novela es más conservadora y menos subversiva? Sí. ¿Eso la hace mejor o peor que otras narrativas? Eso depende de para quién. Son distintos los intereses tanto del lector ideal promedio como de la minoría selecta que escribe la historia del género.

 El futuro que se representa en la novela es entonces engañoso, pues se suspenden las contradicciones del presente o se mantienen solo algunas de sus claves: el imperio y la colonialidad, el control de los cuerpos, el castigo a los que transgreden el orden de cosas. Los viejos salvajes es una opera spacial que cumple su función de entretener al lector, llevarlo no tanto a un futuro sino a un escenario-espacio cerrado, a una nave perdida en el cosmos. Como aventura cumple con las expectativas del género, pero deja también en suspenso un final. Se anuncia una saga, una continuación, una serie, un universo, un mundo posible. Su complejidad dependerá de lo que el narrador desee mostrar-representar, jamás del lector, menos aún del crítico.

La principal virtud del autor es la facilidad para contarnos una historia. Coincidimos con Óscar Cochado (2012) cuando sostiene que: “Los viejos salvajes es un buen relato de ciencia ficción. El interés se mantiene en todo momento. Hay un gran conocimiento de las interioridades de las naves espaciales y de su desplazamiento en el cosmos. La prosa, muy bien manejada, da como resultado una narración fluida, de fácil lectura”. La novela cumple así con los requisitos del relato de aventuras de CF y de la literatura de entretenimiento. La excelente edición de Los viejos salvajes se complementa con las soberbias ilustraciones de Jhosep Abarca Gómez y Carlos Yáñez Gil que recogen algunas secuencias de la trama.

Elton Honores

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Publicado por Elton Honores en el blog Iluminaciones el viernes, 24 de julio de 2015